El poder controlar el fuego ha permitido -además de desarrollar el cerebro- a los Hombres tener una cierta independencia, que a su vez contribuyó a la migración desde África hacia Europa, para luego poder expandirse por todo el mundo. Esto se debe a que, pudiendo generar fuego, los Hombres no dependían de las causas naturales para poder utilizarlo y tenían mayor facilidad para trasladarse sin preocupaciones climatológicas.
Con el fuego, el Hombre ha podido protegerse contra animales feroces, cocinar y hacer herramientas y armas; ya que el fuego es símbolo de luz y calor. El tener armas con las que defenderse e iluminación durante las noches permitió a los humanos sentir menos miedo a lo desconocido, al tiempo que el calor brindado por este elemento nos permitió viajar a sitios fríos.
Sin duda alguna, el fuego fue un gran aliado de los Hombres durante la antigüedad y hasta la actualidad. En cierta forma, el fuego, desde su origen, ha cambiado nuestras formas -por ejemplo, somos el único animal que cocina sus alimentos, en lugar de comerlos crudos- y nos ha hecho ser quienes somos.
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